Martín Sanjuán, arquitecto del centro, consistente en definir las posibles visualizaciones desde los distintos ángulos y distancias. Esto condiciona la ubicación los elementos de menor importancia en la parte inferior, que queda oculta parcialmente por la instalación de la climatización propia del centro.

muy potentes, el tratamiento de las múltiples capas de información, llegando a pesar cada fragmento de unos 10 metros en torno a 4Gb, que en términos informáticos se traduce en archivos muy pesados a la hora de procesar y manipular.

Una vez realizados todos los ajustes parciales de cada fragmento se compactan en versiones simplificadas de los mismos y se unen entre sí de manera homogénea, lo que conlleva una extrema rigurosidad para no alterar el ritmo compositivo ni la calidad pictórica, tanto en general como a nivel de detalles.

El colorido dominante de la obra, con tonos ocres-dorados, aportan estilo y esplendor al conjunto, armonizando con el entorno de techos y vigas de madera de colores cálidos para el que ha sido diseñado in situ.

A su vez, este colorido nos evoca el paso del tiempo y las épocas de esplendor que han sido testigo de la creación de las obras aparecen en el mural.

 


 

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