En los intervalos se han ido incorporando elementos significativos, principalmente espadañas y como base conductora los tejados y cubiertas del caserío ecijano.
Desde los primeros bocetos, ya existe una clara intención de otorgar protagonismo al "AIRE" del cielo que nos acotan y marcan las verticales de las torres, este aire, se plantea con un ritmo ondulante y etéreo, como una atmósfera envolvente enriquecida con múltiples detalles que forman una alegoría del patrimonio y tradición ecijanos, suponiendo un perfecto contrapunto para la composición más rígida y arquitectónica del perfil típico de la ciudad.
La riqueza patrimonial de Écija es tal que, en contra de lo que a priori se pudiera pensar, ofrece mucho más de lo que esta extensión de 80 metros de mural puede abarcar. Incluso valiéndonos del aire enriquecido por detalles, fragmentos y conjuntos artísticos, quedan inevitablemente fuera de la composición, numerosas piezas ornamentales y arqueológicas, fachadas palaciegas, sillerías, coros, etc. signo evidente del vasto legado cultural que encierra la Ciudad de las Torres.

   

 

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